viernes, 14 de septiembre de 2018

Peñíscola barco varado.





Peñíscola en el mar,barco varado, 
de fuerte quilla y alta arboladura, 
donde se encima un sueño, que almenado, 
rompe el horizonte la angostura. 

Huella de un tiempo duro, empeñascado, 
que se hizo historia, pero que perdura 
en la sombra de un Papa encastillado, 
que empavesa la recia escarpadura. 

Peñíscola en la noche, nave anclada,
muela que afila vientos marineros, 
piedra rugosa de aridez herida,
aunque perenne roca desolada, 
trazadora de eternos derroteros 
con la tajante proa hacia la Vida !!!



Jose Jurado Morales
Peñiscola 1.959



Sócrates


En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrar el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, – respondió Sócrates – antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices?
– Sí,- continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.

– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces,- cuestionó Sócrates – quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.
– Entonces,- concluyó Sócrates – lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?

jueves, 13 de septiembre de 2018

Te quiero




Te quiero como para invitarte a pisar hojas
secas una de estas tardes. Te quiero como
para salir a caminar, hablar del amor,
mientras pateamos piedritas. Te quiero
como para volvernos chinos de risa, ebrios
de nada y pasear sin prisa las calles. Te
quiero como para ir contigo a los lugares
que más frecuento, y contarte que es ahí
donde me siento a pensar en ti. Te quiero
como para escuchar tu risa toda la noche.
Te quiero como para no dejarte ir jamás.
Te quiero como se quiere a ciertos amores,
a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.


Jaime Sabines