Una meditación entre el miedo y la belleza
Un hombre huye de un tigre. Corre por su vida
hasta llegar al borde de un precipicio. Allí, se sujeta de una rama para no
caer. Abajo, otro tigre lo espera. Arriba, el primero sigue acechando.
Dos ratones —uno blanco, otro negro— empiezan a
roer la rama. En medio de su miedo, el hombre ve una fresa roja y brillante. La
arranca… y la saborea.
¡Qué dulce sabía!
¿Qué nos enseña esta historia?
La vida está llena de incertidumbre.
- El tigre
de arriba es nuestro pasado: lo que no podemos cambiar.
- El tigre
de abajo es nuestro futuro: inevitable e incierto.
- Los ratones,
el tiempo: día y noche, que desgastan nuestra existencia.
Y la fresa… es el ahora. Lo único que realmente tenemos.
Una lección
budista
El sufrimiento nace del apego. El miedo a perder,
a caer, a morir.
Pero si aceptamos la impermanencia de todo, encontramos paz en el presente.
La fresa es una puerta al despertar.
Saborearla no es ignorar la realidad, es abrazarla por completo.
Una lección
estoica
No podemos controlar los tigres ni detener a los
ratones.
Pero sí podemos controlar cómo vivimos este momento.
La fresa no es una distracción, es una oportunidad:
para actuar con virtud, para agradecer, para vivir con coraje.
💬 Reflexiona:
- ¿Estás
huyendo de algo que ya pasó?
- ¿Estás
paralizado por algo que aún no ocurre?
- ¿Estás
dejando pasar las fresas que tienes frente a ti?
🌿 Recuerda
esto:
“La fresa es efímera. Pero si la saboreas con
atención, puede volverse eterna.”
