Victor Jara
Aquel 16 de septiembre de 1973 Víctor Jara no murió, sólo le cortaron las manos y ya no puede tocar su guitarra. Su voz sigue intacta.
¡Qué cobarde es la violencia!
¡Qué estúpida su sinrazón,
su sinsentido, su inclemencia!
No importa cuán duro sea el golpe,
cuan fuerte el yugo de la inicua opresión;
el silencio jamás se adueñará de las voces
que cantan, que proclaman, que gritan ¡Liberación!
Y ahí, donde la bala derribó al gigante,
al pequeño, al obrero, al cantautor;
allí donde todavía hoy borbotea esa sangre
las manos cortadas de Víctor y su canción,
allí en el Chile querido hoy se hace grande
el recuerdo, la memoria de un profeta y su voz.
Manifiesto
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Poema de Fidel Hernandez
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz;
canto porque Víctor Jara
tuvo sentido y razón.
Fue su guitarra amiga
corazón de su pueblo
y sus llagas las heridas.
Hoy también yo lo recuerdo.
Levántate hermano,
mira tu Chile muriendo
a manos de un tirano
¡Cómo lo estoy presintiendo!
Amanda sigue llorando
su muerte en Santiago,
a pesar de los años
su viudez ha conservado.
Sus palabras de acero
por el mundo van viajando
y como poeta chileno
todo el mundo le ha cantado.
Desalambrando la tierra
ayudaba al labrador.
Su muerte fue la entrega
como la de otros en Puerto Montt.
Herminia de la Victoria
era su población…
Su voz, como de alondra,
todas las mañanas desgarró.
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