lunes, 10 de diciembre de 2018

Impresión de destierro

Cuando el recuerdo así vuelve sobre sus huellas
(¿no es el recuerdo la impotencia del deseo?).
Las Islas L.C.



Fue la pasada primavera,
hace ahora casi un año,
en un salón del viejo Temple, en Londres.
Tras edificios viejos, a lo lejos,
entre la hierba el gris relámpago del río.
Todo era gris y estaba fatigado
igual que el iris de una perla enferma.

Eran señores viejos, viejas damas,
en los sombreros plumas polvorientas;
un susurro de voces allá por los rincones,
junto a mesas con tulipanes amarillos,
retratos de familia y teteras vacías.
La sombra que caía
con un olor a gato,
despertaba ruidos en cocinas.


Un hombre silencioso estaba
cerca de mí. Veía
la sombra de su largo perfil algunas veces
asomarse abstraído al borde de la taza,
con la misma fatiga
del muerto que volviera
desde la tumba a una fiesta mundana.

En los labios de alguno,
allá por los rincones
donde los viejos juntos susurraban,
densa como una lágrima cayendo,
brotó de pronto una palabra: España.
Un cansancio sin nombre
rodaba en mi cabeza.
Encendieron las luces. Nos marchamos.

Tras largas escaleras casi a oscuras
me hallé luego en la calle,
y a mi lado, al volverme,
vi otra vez a aquel hombre silencioso,
que habló indistinto algo
con acento extranjero,
un acento de niño en voz envejecida.

Andando me seguía
como si fuera solo bajo un peso invisible,
arrastrando la losa de su tumba;
mas luego se detuvo.
«¿España?», dijo. «Un nombre.
España ha muerto.» Había
una súbita esquina en la calleja.
le vi borrarse entre la sombra húmeda.

Luis Cernuda

martes, 4 de diciembre de 2018

Matacan

Un matacán es una caja de obra maciza, cubierta y volada, o bien una galería
que forma un voladizo continuo a lo largo de la coronación de una fortificación y en el que el piso en vuelo, perforado, permite el lanzamiento de proyectiles
verticalmente para proteger ciertas áreas vulnerables, como el pie de las murallas.

En los castillos suele haber una zona con aperturas desde donde se tiraba aceite hirviendo u otros líquidos/sólidos. 

Debido a que solían emplearse contra los musulmanes (apodados “perros” o “canes” en aquella época por los cristianos), la etimología de la palabra está clara: mata-canes.





 Liebre que, más que correr, vuela por los campos a tal velocidad que los perros no la alcanzan, tan oscura en ocasiones como los conejos de monte, y con los pies posteriores casi tan largos como sus orejas. Nadie ha definido mejor el matacán que Miguel Delibes en su obra Viejas historias de Castilla la Vieja.



"El matacán del majuelo del tío Saturio llegó a ser una obsesión en el pueblo. El matacán, como es sabido, es una liebre que se resabia y a fuerza de carreras y de años enmagrece, se la desarrollan las patas traseras, se la aquilla el pecho y corta el viento como un dalle. Por otra parte, la carne del matacán no es codiciada, ya que el ejercicio la endurece, el sabor a bravío se acentúa y por lo común no hay olla que pueda con ella"

lunes, 3 de diciembre de 2018

Mano de Fátima

Fátima az-Zahra fue una mujer árabe, hija del profeta musulmán Mahoma.

El Jamsa o Hamsa, también es conocido como Mano de Fátima, es un símbolo en forma de mano popular en todo el Oriente Medio y África del Norte.

Los musulmanes la llaman la Mano de Fatima Az-Zahara que significa “La que brilla”

Los judíos la Mano de Miriam, hermana de Moisés y Aaron.

Su uso es extendido por muchos países del mundo, debe de ser un regalo para que sea efectiva. Existen con muchos símbolos,la Estrella de David y el Ojo de Orus son los mas conocidos.

Esta mano es un amuleto, normalmente un colgante, que protege del mal deteniéndolo con la palma de la mano, previene las enfermedades y atrae la buena suerte.



Los cinco dedos de la mano están sometidos a la unidad de la mano; cada uno de estos dedos representa cada uno de los mandamientos fundamentales de la ley islámica:

Creencia en Alá, los ángeles, los profetas, los libros o escrituras sagradas ( Torah, Biblia y Corán) y el Juicio Final
Oración cinco veces al día
Diezmo o limosna a los pobres
Ayuno en el mes de Ramadán
Peregrinación a La Meca

viernes, 14 de septiembre de 2018

Peñíscola barco varado.





Peñíscola en el mar,barco varado, 
de fuerte quilla y alta arboladura, 
donde se encima un sueño, que almenado, 
rompe el horizonte la angostura. 

Huella de un tiempo duro, empeñascado, 
que se hizo historia, pero que perdura 
en la sombra de un Papa encastillado, 
que empavesa la recia escarpadura. 

Peñíscola en la noche, nave anclada,
muela que afila vientos marineros, 
piedra rugosa de aridez herida,
aunque perenne roca desolada, 
trazadora de eternos derroteros 
con la tajante proa hacia la Vida !!!



Jose Jurado Morales
Peñiscola 1.959



Sócrates


En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrar el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, – respondió Sócrates – antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices?
– Sí,- continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.

– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces,- cuestionó Sócrates – quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.
– Entonces,- concluyó Sócrates – lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?

jueves, 13 de septiembre de 2018

Te quiero




Te quiero como para invitarte a pisar hojas
secas una de estas tardes. Te quiero como
para salir a caminar, hablar del amor,
mientras pateamos piedritas. Te quiero
como para volvernos chinos de risa, ebrios
de nada y pasear sin prisa las calles. Te
quiero como para ir contigo a los lugares
que más frecuento, y contarte que es ahí
donde me siento a pensar en ti. Te quiero
como para escuchar tu risa toda la noche.
Te quiero como para no dejarte ir jamás.
Te quiero como se quiere a ciertos amores,
a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.


Jaime Sabines

domingo, 8 de julio de 2018

Al perderte yo a ti











Al perderte yo a ti,
tu y yo hemos perdido,
yo porque tu eras
lo que yo mas amaba
y tu porque yo era
el que te amaba mas;

pero de nosotros dos
tu pierdes mas que yo
porque yo poder amar
a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amaran
como te amaba yo.




Ernesto Cardenal

viernes, 8 de junio de 2018

¿Que cuantos años tengo?

¿Qué cuántos años tengo?
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo, ya no podrás!…
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras… es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.. ¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas… ¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos

¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!… ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo,
¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!


José Saramago

martes, 10 de abril de 2018

Mensajero

Aire que llevas impulsos
que arrastras suspiros viejos.
LLeva mi voz hasta ella
vete y dile que la quiero.

Dile que cada segundo que pasa
se me hace eterno.

Que a pesar de la distancia
la quiero mas y la espero.
Dile que regrese pronto
que yo sin ella muero.

Vete y dile que su nombre
Siempre está en mi pensamiento,
que adolezco la nostalgia
dile que no importa el tiempo, dile que la
querré siempre.

Corre a decírselo viento.

Luego de habérselo dicho
de explicarle cuanto siento
regresa al punto a mi lado
trayéndome su recuerdo.
Me hablaras de lo que piensa
cuales son sus sentimientos.

Y gracias viento.
Mil gracias por ser mi fiel mensajero.


Emilio Vega Gomez

martes, 27 de marzo de 2018

Un recuerdo

Ahora que días y horas nos separan,
que hay que llenar vacíos de la ausencia con recuerdos,
o con la vida misma de cada día,
para que en el fondo oscuro no desborde y anegue la esperanza.

Tengo que hacerte en mi,
construirte a base de recuerdos,
recordar tu sonrisa o el color de tu pelo,
tus palabras, la forma de tu boca,
como era tu alegría y tu tristeza,
tu manera de andar o como me llamabas.

Y así de nuevo... en mi memoria naces.





Loa al vino

¿Por qué vendes tu vino mercader?
¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?
¿Dinero? ¿Poder? ¿Pues no eres el dueño del mundo
cuando tienes en tus manos una copa?
¿Riqueza? ¿Hay alguien más rico que tú,
que en tu copa tienes oro,
rubíes, perlas y sueños?
¿Amor? ¿No sientes arder la sangre
en tus venas cuando la copa besa tus labios?
¿No son los besos del vino tan dulces como
los más ardorosos de la huri?
Pues si todo lo tienes en el vino, dime
mercader, ¿por qué lo vendes?



Poeta, porque haciendo llegar a todos
mi vino, doy poder, riquezas, sueños y amor;
porque cuando estrechas en tus brazos a la
amada me recuerdas; porque cuando quieres
desear felicidad al amigo, levantas tu copa;
porque Dios cuando bendijo el agua
la transformó en vino, y porque cuando bendijo
el vino se transformó en sangre...
Si te ofrezco mi vino..., poeta,
¡No me llames mercader!


Omar Khayyam (1048-1122

viernes, 9 de marzo de 2018

Si para recobrar,,,


Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.


Francisco Luis Bernárdez