Dos peces jóvenes van nadando por una pecera cuando de pronto se
cruzan con uno mas viejo que le saluda con las aletas y les comenta
educadamente:
"Buenos días, chicos. ¿Qué tal está hoy el agua?"
Los dos peces jóvenes le devuelven el saludo al pez más viejo con un
simple gesto y continuan su camino rato más en silencio hasta que uno
de ellos se vuelve hacia el otro y le pregunta:
"Tío, ¿Que demonios es el agua?”
Así comenzaba el discurso que David Foster
dirigió a los graduados de
Kenyon College (Ohio).
Un pequeño cuento moraleja con la que pretendía llamar la atención
sobre
el hecho de que -en la vida- las realidades más obvias y elementales
son a menudo las más difíciles de percibir.

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