“Non nobis Domine, non nobis, sed Nomini Tuo da Gloriam”
Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre.
El lema de los templarios deriva del Salmo 115 del rey David, impuesto a la Orden por su primer padre espiritual, San Bernardo de Claraval, resume en unas pocas palabras el ideal y el propósito de su existencia.
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