En cierta ocasión alguien pregunta a Galileo Galilei.
¿Cuántos años tiene?
Ocho o diez respondió Galileo en evidente contradicción con su
barba blanca.
Todos se miraron como asombrados por la edad que había dicho
que tenía. Pero él, al darse cuenta les explicó:
Tengo en efecto queridos amigos
los años que me quedan de vida, los vividos ya no los tengo como no se tiene
las monedas que se han gastado.
En muchos países, hay personas que no saben qué edad tienen. Ni la saben ni necesitan saberla. Sólo les importa el momento presente.
¿Por qué le damos tanta importancia al tema de la edad?
Tengo, en efecto, los años que me quedan de vida.
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